poemas tacneños


"Madre Tacna, soporta tu tormento
Con el valor del mártir en la hoguera.
¡Muéstrate grande hasta el postrer momento!
Fija está en tí humanidad entera.
Sufre, ¡Pero no lances ni un lamento!
Muere, ¡pero no cambies de bandera!


EL ORIGEN
Autor: Freddy Gambeta

Mucho antes que el sol de los Inkas
en las entrañas del Arunta naciera,
muho antes del que chupiquiña y el Tacora
dieran los primeros alaridos;
una lluvia de estrellas
de los alto del cielo descolgarse
y entre un bosque de vírgenes vilcas
bordó en lo profundo un nombre: TACNA.


LA BANDERA PASA
Autor: Enrique López Albujar

Allá viene la bandera
la bandera roja y blanca.
Cien mujeres la rodean
cual collar a una garganta,
y cien manos, echas nudos,
la mantienen levantada.

Cien mujeres que le arrullan,
cien mujeres que le cantan
y la inciensan con el humo
de sus férvidas miradas,
y cien manos que al fin pueden,
tras de espera triste y larga,
cuando ya de esperar tanto
parecían fatigadas
recogerla, reverentes,
ya la luz del sol pasearla.

Ya se acerca la bandera,
ya se acorta la distancia,
ya sus franjas rojas veo
enlazadas a otra franja,
como labios que exhibieran
reventona, una flor blanca.
Y al mirar ese exultante
simbolismo de la Patria
mis pupilas se húmedecen
se estremecen mis entrañas.

Oigo voces clamorosas
y estallidos de fanfarrias,
y metálicos sonidos,
y fragor de cablagatas,
que entrechocan y se quiebran,
que se funden y desgarran,
y traídos en jirones
por el viento, pasa, pasan,
oreándome kla frente,
provocándome las lágrimas
y dejándome en el pecho
una dulce resonancia.

Yo quedo tras de ella el arco
que, triunfal, atravesara.
De ventanas y balcones
adorables barricadas
tras las que el hechizo acecha,
y hacen fuego las miradas
vuelan flores como pájaros,
perfumándola al besarla,
y saludo fervoraosos
y derroche de palmadas.

Diezjinetes, con sus sables
anhelantes de estocadas,
refulgentes, sobre el hombro,
la presiden anunciándola.
Diezjinetes impasibles,
altaneras las miradas;
diez jinetes que pisando
van los aires de una marcha
carne híbrida y oscura,
pero de prosapia incaica.

Diez jinetes de esos mismos
que Bolívar bautizara
con un nombre que es victoria,
bizarría y arrogancia;
de esos que desmelenaron
en Junín al león de España.

Ya la tengo frente a frente,
ya delante de mí pasa,
como una hostia bajo un palio,
como virgen sobre un anda,
y al mirada me conmuevo
y de hinojos cae mi alma.
Un fervor de Corpus Christi
brilla en todas las miradas,
un fervor que es fe y amor
optimismo y esperanza;
un fervor que va exaltando
y diciéndole a las almas;
" Este día es un grán día
y el más santo para Tacna,
porque en él se unió su cuerpo
con el cuerpo de la Patria".

¡ Ah, qué hermosa es la bandera,
la bandera roja y blanca!
¡con qué amor la venIas ojos!
i con qué unción las bocas cantan
y se rinden las cabezas,
descubiertas, en dos alas!
Va mecida entre una pléyade
de doncellas y de damas,
entre vidas que comienzan
y entre vidas que se acaban;
por las unas bendecida,
por las otras adorada
y sintiendo todas, todas,
en lo íntimo del.alma,
sus palpitaciones rojas,
sus palpitaciones blancas.
Van tras de ella los clarines
dando voces semitrágicas
y a la pompa del cortejo,
una bélica prestancia.

Y los húsares gloriosos
cascos, sables, bronce, plata,
Juventud, pujanza, fuerza,
orgullosos, escoltándola.

Y cerrando la vistosa
y tremante cabalgata
niñas, niños, mozos, mozas,
ofrendados por el aula;
niñas, niños, mozas, mozos,
que en los ecos de su marcha,
al compás, van repitiendo:
" Aquí va también la Patria ",
a la vez que de sus pechos,
como lírica cascada,
brota un himno nuevo, hermoso,
que aquí sólo se oye y canta;
aquel himno que es pan nuestro
de la escuela y de la casa.

Ya se aleja, ya se pierde
la bandera roja y blanca;
ya la voz de los clarines
y el chasquido de las palmas,
y el tronar de los petardos
y el clamor de las gargantas
se han fundido en una sola
nota débil, fría, vaga.
Sólo quedan flores, flores
que parece que lloraran,
ha un instante frescas, vivas
y ya en tierra deshojadas;
y en los rostros alegría,
y emoción en las palabras,
ésa que al pasar despierta
la bandera roja y blanca.

LA FUENTE

Autor: Luis Calderón Albarracín

La fuente de mi Tacna es
un cofre burilado de luz,
un ángel dormido en el centro de la ciudad,
es flor verde azul de la estación
fundidas por las sabias manos del amor,
al lado, orgulloso a los cielos
anida floreando
el rojo blanco pabellón
y a los cuatro vientos
vive soñando
una hermosa glorieta en flor.
Tacneño, paisano, amigo forastero
cuando mires y aprecies la fuente
de la eterna estación
tus ojos y tus sueños
siempre en ella hallarán
un hondo motivo de inspiración;
verás volar con los ojos de la imaginación
arco iris de colores, estelas de luces
lluvias de bengala y cruzar el cielo
serpentinas de fuego
alumbrando mil primaveras en tu corazón;
verás volar enjambres de mariposa de seda
por las tardes entre lilas de color.
¡Oh fuente del corazón!
Cofre de los recuerdos
miel para nuestros ojos
flor de luz, talismán de catedral
joya singular de ese lar de mis amores.
La Fuente de mi tierra
¡QUÉ LINDA
SE HA PUESTO HOY!




FEDERICO BARRETO

Autor: Livio Gómez

El arremeter de la bravura
en defensa de la patria
y un palpitar de intensidades
en trance de incendiario amor.
Tal su poesía,
su poesía de fusil y de coraje,
su poesía de amor y de quebranto.




MUJER TACNEÑA

Autor: Isabel López Albújar

Mujer tacneña valiente,
heroica digan heredera,
de tradición.
Mira el futuro
con fe, con gloria,
eres promesa de la nación.

Mujer tacneña,
Sigue adelante, con esperanza, con mucho amor,
No te amilanes
En los combates
Demuestra al mundo
Tu gran valor.

Mujer tacneña
con gran tesón
ve hacia l cumbre.
¡Es tu misión!

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